Cómo crear un deepfake

La tecnología deepfake ha irrumpido en el panorama digital con una fuerza arrolladora, permitiendo crear vídeos manipulados de un realismo asombroso. Utilizando algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje profundo (deep learning), esta técnica hace posible intercambiar el rostro de una persona por el de otra en un vídeo, sincronizando movimientos, expresiones y hasta el habla. Aunque su nombre se ha asociado a controversias, la realidad es que la tecnología deepfake también abre un abanico de posibilidades creativas en campos como el cine, la sátira o el arte digital.

Entender cómo funciona un deepfake es el primer paso para dominar su creación. En esencia, el proceso se basa en entrenar una red neuronal con cientos o miles de imágenes de dos personas: la «fuente» (la cara que queremos usar) y el «destino» (la persona en el vídeo original). La IA aprende los rasgos faciales de ambas y, posteriormente, reconstruye el rostro del destino con las características de la fuente, fotograma a fotograma. El resultado, si se hace correctamente, es una fusión casi perfecta que puede engañar al ojo humano. En esta guía, exploraremos las herramientas y los pasos necesarios para que puedas crear tus propios deepfakes, desde las aplicaciones más sencillas hasta el software más avanzado.

Cómo crear un deepfake

¿Qué Necesitas para Empezar a Crear un Deepfake?

Antes de sumergirte en el proceso de creación, es fundamental reunir los componentes clave. Crear un deepfake no es tan simple como aplicar un filtro de Instagram; requiere una combinación de material adecuado, hardware competente y el software correcto. La calidad de tu resultado final dependerá directamente de la solidez de estos tres pilares, por lo que prestarles atención desde el principio te ahorrará muchas horas de frustración.

En primer lugar, el material de origen es crucial. Necesitarás una cantidad significativa de metraje de alta calidad de la persona cuyo rostro quieres utilizar (la fuente). Cuantos más ángulos, expresiones faciales e iluminaciones diferentes tengas, mejor aprenderá el modelo de IA. Del mismo modo, el vídeo de destino debe ser claro y estable. Los vídeos con mucho movimiento, desenfoque o una iluminación deficiente complicarán enormemente el proceso y producirán resultados de baja calidad. La clave es la consistencia entre ambos sets de vídeo.

A continuación, el hardware juega un papel determinante, especialmente la unidad de procesamiento gráfico o GPU. El entrenamiento de un modelo de deepfake es una tarea computacionalmente muy intensiva. Un ordenador con una GPU potente, preferiblemente de la marca NVIDIA (ya que la mayoría de los frameworks están optimizados para su arquitectura CUDA), acelerará el proceso de días a horas. Si no dispones de un equipo potente, existen servicios de computación en la nube como Google Colab que te permiten «alquilar» GPUs potentes por un tiempo limitado.

Requisitos Fundamentales

  • Vídeo Fuente: Un vídeo o una colección de imágenes de alta resolución (idealmente Full HD o 4K) de la persona «A». Debe mostrar una amplia variedad de expresiones y ángulos de la cabeza.
  • Vídeo Destino: El vídeo donde se insertará el rostro de la persona «A». La persona «B» en este vídeo debería tener una estructura facial y un tono de piel similares para facilitar la fusión.
  • Hardware Potente: Un ordenador con una GPU NVIDIA moderna (series RTX 20, 30 o 40 son ideales) con al menos 8 GB de VRAM. A más VRAM, más rápido será el entrenamiento.
  • Software Especializado: Deberás elegir una herramienta. Las opciones van desde aplicaciones móviles automatizadas hasta complejos repositorios de código en GitHub.
  • Paciencia y Tiempo: El proceso de entrenamiento puede durar desde varias horas hasta varios días, dependiendo de la potencia de tu hardware y la calidad que desees alcanzar.

Herramientas y Proceso para Crear un Deepfake

Con los requisitos claros, es hora de explorar las diferentes vías para crear un deepfake. El método que elijas dependerá de tu nivel de habilidad técnica, tu paciencia y el grado de control que desees tener sobre el resultado final. Podemos dividir las opciones en dos grandes categorías: las soluciones sencillas para principiantes y las herramientas avanzadas para usuarios que buscan un control total y la máxima calidad.

Para quienes solo quieren experimentar de forma rápida y sencilla, las aplicaciones móviles son el punto de partida perfecto. Sin embargo, para aquellos interesados en la tecnología subyacente y en producir un vídeo convincente para un proyecto personal o artístico, el camino avanzado, aunque más exigente, ofrece una recompensa mucho mayor. A continuación, detallamos ambos enfoques.

Opciones para Principiantes: Apps y Software Sencillo

Si tu objetivo es la diversión y la inmediatez, existen numerosas aplicaciones que han simplificado enormemente el proceso. Apps como Reface, FaceApp o Wombo permiten crear «face swaps» en segundos. Generalmente, solo necesitas subir una foto tuya y elegir una plantilla de vídeo o GIF preexistente. La aplicación hace todo el trabajo pesado en sus servidores y te devuelve un clip corto y divertido. La principal ventaja es su facilidad de uso: no se requiere ningún conocimiento técnico. Sin embargo, las desventajas son notables: tienes muy poco control sobre el resultado, la calidad suele ser inferior, los vídeos son cortos y a menudo incluyen marcas de agua o requieren una suscripción de pago.

El Camino Avanzado: DeepFaceLab

Para resultados profesionales, la herramienta más reconocida y utilizada por la comunidad es DeepFaceLab. Se trata de un software de código abierto que proporciona un conjunto de herramientas para cubrir todo el flujo de trabajo de creación de deepfakes. Aunque requiere una curva de aprendizaje, ofrece un control granular sobre cada etapa del proceso. Si bien no necesitas saber programar, sí debes sentirte cómodo manejando archivos y ejecutando scripts desde la línea de comandos. Los programadores más experimentados incluso pueden modificar el código fuente o crear un programa en Python utilizando librerías como TensorFlow para personalizar aún más el proceso.

El flujo de trabajo general en DeepFaceLab se divide en tres fases principales:

  1. Extracción: En esta fase, el software analiza tanto el vídeo fuente como el de destino para detectar y extraer las caras en cada fotograma. Genera miles de imágenes recortadas de los rostros, que serán el material de entrenamiento.
  2. Entrenamiento: Aquí es donde ocurre la magia (y donde más tiempo se invierte). Inicias el proceso de entrenamiento, donde la red neuronal aprende a transformar la cara de la fuente para que coincida con las expresiones, iluminación y orientación de la cara del destino. Puedes monitorizar el progreso y detener el entrenamiento cuando consideres que la calidad es suficiente.
  3. Conversión (o Fusión): Una vez que el modelo está entrenado, utilizas la herramienta de conversión para aplicar la transformación al vídeo de destino. El software «pega» la cara generada por la IA sobre el vídeo original, fotograma a fotograma.

Consejos para un Resultado Hiperrealista

Lograr que un deepfake sea indistinguible de la realidad es un arte. Más allá de la herramienta, la calidad depende de la atención al detalle. Primero, la calidad y consistencia del material es fundamental. Utiliza vídeos grabados en 4K o 1080p, con buena iluminación y sin desenfoque de movimiento. Asegúrate de que los sujetos en ambos vídeos tengan una estructura facial y complexión similares. Segundo, dedica tiempo suficiente al entrenamiento. Un modelo no se entrena en 30 minutos; los mejores resultados a menudo requieren más de 48 horas de entrenamiento continuo en una buena GPU. Finalmente, no subestimes el poder de la postproducción. Una vez generado el vídeo, es muy recomendable importarlo a un software de edición para realizar un montaje de video profesional, donde podrás corregir el color, ajustar el contraste y difuminar los bordes para integrar la cara de forma más natural.

Tabla Comparativa de Métodos de Creación de Deepfakes

MétodoNivel de DificultadCosteCalidad del ResultadoControl del Usuario
Apps Móviles (ej. Reface)Muy BajoGratis (con limitaciones) o SuscripciónBaja / MediaMuy Bajo
Software de Escritorio (ej. DeepFaceLab)Medio / AltoGratis (requiere hardware)Alta / ProfesionalTotal
Servicios Online (Web)BajoVariable (pago por vídeo o créditos)Media / AltaBajo / Medio
Código Propio (Python)Muy AltoGratis (requiere hardware y conocimiento)Profesional (depende del desarrollador)Absoluto

Consideraciones Éticas y Legales

La tecnología deepfake es una herramienta poderosa, y como toda herramienta, puede ser utilizada para el bien o para el mal. Es imposible hablar sobre cómo crear un deepfake sin abordar sus implicaciones éticas y legales. El uso de esta tecnología para crear contenido pornográfico no consentido, difundir desinformación política (fake news) o realizar estafas es ilegal en muchas jurisdicciones y moralmente reprobable.

Por ello, es imperativo actuar con responsabilidad. La regla de oro es el consentimiento. Solo debes crear deepfakes de personas que te hayan dado su permiso explícito, o utilizarlos con fines claramente satíricos, artísticos o educativos que no pretendan engañar ni dañar a nadie. Por ejemplo, crear un vídeo divertido con el rostro de un amigo (con su permiso) o utilizar tu propio rostro para un proyecto creativo son usos perfectamente éticos. La transparencia también es clave; siempre que sea posible, indica que el vídeo ha sido manipulado digitalmente.

El marco legal en torno a los deepfakes está en constante evolución. Países y regiones de todo el mundo están implementando leyes para penalizar la creación y distribución de deepfakes maliciosos. Antes de publicar cualquier contenido, asegúrate de comprender las leyes locales y de que tu creación no infringe los derechos de nadie ni busca causar daño. La tecnología es fascinante, pero la responsabilidad y la ética deben ser siempre la prioridad.

Preguntas Frecuentes sobre la Creación de Deepfakes

La legalidad depende del propósito y del contenido. Crear un deepfake para fines artísticos, educativos, de parodia o con el consentimiento de todas las personas involucradas es generalmente legal. Sin embargo, se vuelve ilegal cuando se utiliza para crear pornografía no consentida, difamar a una persona, interferir en procesos electorales, cometer fraudes o suplantar la identidad con fines maliciosos. La legislación varía según el país, pero la tendencia global es penalizar el uso dañino de esta tecnología.

¿Necesito un ordenador muy potente para hacer deepfakes?

Para obtener resultados de alta calidad, sí. El entrenamiento de los modelos de IA es un proceso que consume muchos recursos computacionales, especialmente de la tarjeta gráfica (GPU). Una GPU NVIDIA de gama media-alta (como las de la serie RTX) es casi imprescindible para que el proceso tarde horas en lugar de semanas. Como alternativa, si no tienes un PC potente, puedes usar servicios en la nube como Google Colab, que te dan acceso a GPUs potentes por un coste reducido o de forma gratuita con ciertas limitaciones.

¿Cuánto tiempo se tarda en crear un deepfake de calidad?

El tiempo varía enormemente según tres factores: la potencia de tu hardware, la duración y calidad del vídeo, y el nivel de realismo que buscas. La fase de extracción y preparación puede llevar un par de horas. La fase de entrenamiento es la más larga: en una GPU potente, un buen modelo puede necesitar entre 24 y 72 horas de entrenamiento continuo. La fase final de conversión puede tardar varias horas más. En resumen, un deepfake de calidad no es un proyecto de una tarde, sino de varios días.

¿Puedo hacer un deepfake con mi teléfono móvil?

Sí, pero con importantes limitaciones. Aplicaciones como Reface te permiten crear swaps de caras en vídeos cortos o GIFs de forma casi instantánea. Sin embargo, no estás creando un deepfake desde cero. Estas apps utilizan modelos pre-entrenados y plantillas fijas. No tienes control sobre la iluminación, el ángulo o el vídeo de destino, y la calidad es considerablemente inferior a la que se puede lograr con software de escritorio como DeepFaceLab. Son una opción divertida para empezar, pero no para proyectos serios.

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